Vendiendo [Libre]

Sus pasos se apresuraban sobre el hormigón caliente bajo el sol de un mediodía en el que el sol no era precisamente débil. Lanzó una mirada al cielo con una sonrisa de oreja a oreja, tenía un buen presentimiento. Con una maestría de aquella acostumbrada a la venta en mercadillos, tiró la manta sobre el suelo y la extendió. Quedó perfectamente colocada sin ninguna arruga y, sobre los extremos, dejó posar cuatro libros para que no se volase. Una vez todo estuvo preparado, la joven Andorra fue colocando en pequeños montones distintas marcas de tabaco, ordenadas por colores, de cálidos a fríos.
-Espero poder vender esto hoy... -murmuró sonriendo dulcemente.
Se sentó tras las cajas de tabaco y esperó pacientemente a que alguien se acercase. Vendería cada cajetilla por medio dolar, la mitad de lo que costaba normalmente. Esperó también que, así, si un profesor la pillase, decidiese comprar en lugar de reñirla o castigarla.

Spoiler:

'¿Que mejor forma de conocer el instituto que recorriendo hasta perderse?' era lo que pensaba el prusiano albino mientras caminaba sin curso dentro de aquel edificio. Se encontró con varias instalaciones, pero ninguna fue de su 'interés'. En verdad nada que tuviera relación con el estudio, iba a ser de su interés, pero que va. Gracias al insoportable calor, el ambiente dentro del instituto era casi insoportable. Las ventanas eran usadas como ventilación, pero poco ayudaba a perder ese sofocante aire. Terminó descubriendo unas escaleras que lo llevaban a la terraza. Subió sin prisa alguna, esperando una soledad; el quería estar solo, pero por otro lado, quería conocer a alguien, pues hace tiempo que no invitaba a alguien a tomar una buena cerveza(?).
Abrió cuidadosamente la puerta que llevaba hacia la terraza y se encontró con cierto país con un 'puesto' de algo que no había visto o mejor dicho, que poco había visto. Se acercó con curiosidad, pero sin perder esa sonrisa amplia con ese toque burlón muy característico del albino. Se inclinó un poco, para observar la mercancía hasta que, torpemente, preguntó.
-¿Que se supone que es eso?-Quizás su pregunta era ciertamente estúpida, pero él aún no podía reconocer que era lo que se vendía. Aun así, no perdía ese aire de 'soy asombroso', porque el decir cosas sin sentido no hacía de lado su 'asombroso yo'.

Cornélia levantó la mirada tímidamente para encontrarse con un chico grande y albino. Se sonrojó de los pies a la cabeza, como siempre que alguien llegaba a comprar. Torpemente, cogió una de las cajetillas y se levantó, sujetando su falda con cuidado para que no se levantase.
-E... es tabaco -tartamudeó nerviosamente, mostrándoselo-. Cuesta medio dolar.
Si, estaba tremendamente nerviosa. Aquel hombre tenía pinta de ser uno de esos estudiantes asombrosos y mayores que se permiten mirar a los demás desde arriba porque pueden. La clase de país grande que estaba destinado a ser realmente increíble.
Y eso a la pequeña andorrana le daba miedo.
-¿Qui... quieres? -preguntó levemente-. T... te doy el primer cig... cigarrillo gratis.

Ahora que recuerda, alguna vez oyó algo que tenía que ver con el tabaco, pero solo tenía una pequeña idea, anda concreto. Parecía un poco asombrado. Tomó el cigarrillo, y como si fuera un pequeño niño, comenzó a olfatearlo. Admite que tenía un olor raro y que sería interesante probarlo. Lo observó detalladamente, si tenía que comprarlo, tenía que verificarlo, no por nada, además lo hacía como para quedar experto y asombroso(? en tema de compras. En su rostro se dibujó una amplia sonrisa, y estaba dispuesto a comprarlo. Cuando se mencionó la palabra 'gratis', esa sonrisa fue más amplia aún. ¿Que mejor que conseguir algo bueno gratis? Hoy era su día de suerte.

-Kesesese~ Gracias pequeñita! -No sabía su nombre, y 'pequeñita' quizás fue lo primero que se le vino a la mente. Era de dar un apodo a cada persona -aunque la mayoría resultase 'hiriente' para los demás, pero esta vez no tenía intención de 'insultar' a la pequeña, por lo menos por ahora-.

Ahora, solo había un problema ¿Como funcionaba esa cosa? Gilbert era un experto a la hora de beber cerveza, sabía cuales marcas eran las mas deliciosas o las más económicas, también sabía cuales valían la pena y cuales no... Pero, sobre cigarrillos casi no tenía ni la menor idea. Con preguntar no perdía nada, más que parte de su 'asombroso yo'. Aunque el tener el cigarrillo en su mano y no hacer nada, era algo mucho menos 'asombroso' que preguntar.

-¿Y cómo se enciende, pequeña?-preguntó aún sonriendo. Nada haría que perdiera esa sonrisa que lo caracterizaba.

Andorra se sonrojó al oir esa pregunta y sobre todo ese mote. No le molestaba, simplemente no estaba acustumbrada a que le hablasen de manera cercana y mucho menos que le pusieran motes. Algo torpe, se levantó y hurgó en uno de los bolsillos. Después de unos segundos, sacó un mechero con los colores de su bandera. De hecho, esa era una gran manera de promocionar un poco su casa y atraer a países grandes, aunque le daban miedo.
-T... Toma, esto es... -con su pálido pulgar, hizo rodar una pequeña ruedecita para que se encendiera la chispa que prendió la llama- Tienes que d... dejar pulsado este b...botoncito... Si no la lla... llama... Se apaga...
Acercó la pequeña llama anaranjada a la punta del cigarrillo que tenía en la mano. Esta comenzó a arder levemente y a soltar un humo amargo y blanco.
-Ya... Ya está... Ahora, solo tienes que llevarlo a la boca y aspirar -sonrió finalmente.

Cansado del molesto ruido producido por los compañeros de clases decidio salir a tomar algo de aire freso, sabia que a cualquier lugar que se dirigiera se encontraria con la presencia de alguien al cual por eduación tendria que saludarle, asi que penso '¿Por qué no ir a la Terraza?' que para el en ese momento podría ser el unico lugar en donde no habría nadie molestandole. al ser su segundo año en la academia conocia un poco mejor las instalaciones, ademas de que habia leido ya durante dias sobre el lugar, porque aunque pareciese imposible había rincones que el no tenia idea que había, como fue el caso de la terraza. Subio por las escaleras y abrio la puerta que para el significaria 'Paz sin ruido' hasta que se percato de la presencia de dos personas. las cuales no conocía. Sin ningun gesto sobre su rostro les saludo por educación -Hola...- dicho esto se recargo sobre una pared que no se viera sucia y de su bolsillo tomo un pequeño libro que abrio, eligio una pagina y comenzo a leer.

Observó los movimientos de la pequeña, esperando para saber como se encendía tal cosa. Parecía interesante probarlo, solo esperaba que no se le hiciera más adictivo que beber cerveza. 'Kesese ~ Eso es imposible' pensó muy confiado. Notó aquel objeto que, prácticamente, tampoco nunca había visto. Era muy pequeño y tenía un bonito decorado ¿Había visto esos colores antes? Quizás. No era muy bueno recordando cosas. Lo único que podría llegar a recordar, son cosas que tengan que ver con él mismo. En fín, luego le volvería a preguntar, solo que esta vez, preguntaría el significado de los colores. Se sorprendió un poco ¿Como tal objeto pequeño podía disparar llamas de fuego? Eso en verdad era algo interesante y útil 'Es algo como un porta-llamas pequeños' pensó torpemente, pero sin quitar esa amplia sonrisa de su rostro que tanto lo caracterizaba.

-Luego debes mostrarme esa cosa, pequeña-señala el encendedor sonriendo.

Su cigarro ya estaba prendido, y si, largaba un aroma nuevo para Gilbo. ¿Aspirarlo? Lo pensó varias veces ¿Como se aspiraba? No, no podía seguir preguntando temas referentes al cigarro, si no, no quedaría muy asombroso. Acercó el cigarro a su boca, y para su suerte, lo hizo bien. Solo que, cuando intentó aspirar... No le salió como creía. Terminó tosiendo. Disipó el humo con su otra mano. El olor no era del todo agradable. Fue de su preferencia el no hablar mas del tema, si seguiría así, quedaría como un idiota y eso era lo que menos precisaba.

-Por cierto....-fue interrumpido debido a que volvió a toser-¿Quien eres, pequeña?- aquel país le había interesado. En otras palabras, le parecía muy tierna e indefensa. Eso la volvía 'linda' y a Prusia, en sí, le gustaban las cosas que sean lindas.

Escuchó el ruido de la puerta al ser abierta y con curiosidad volteó a ver. ¿Quien era aquel? ¡Ore-sama desconocía un montón de países! tendría que arreglar eso. Notó que aquel parecía de los calmados. En otras palabras, un blanco perfecto para sus bromas. También parecía de los 'inteligentes' -Prusia califica a cualquiera que lee, como un 'nerd'-. No iba a dejar a la pequeña para ir con el 'niño libro', pero quería molestar al otro país que recién llego a la terraza.

-¡Oye! ¡Tu! ¡El niño libro!-gritó fuerte para que lo escuchara-¿Porqué ahí tan intelectual? Kesese~ ¿Tanto te gusta leer?- dijo con burla. No era nada lo que le había dicho -nivel de insulto(?- pero iría poco a poco.

Tímidamente, Andorra esbozó una sonrisa mientras veía al asombroso y gran país probar suerte con sus cigarrillos. Ante su pregunta, desvió la mirada hacia el encendedor, mechero, yesquero o chisquero con los colores de la bandera andorrana. Se sonrojó levemente y se dispuso a observar su después fatídico intento de aspirar el humo.
No pudo evitar soltar una risilla. No era una risa burlona ni mucho menos con intención de molestar. Lo miró con una sonrisa, evitando sus ojos, pues su timidez la vencía.
-Soy Andorra... -respondió en voz algo baja-. No te preocupes, la primera vez siempre pasa lo mismo.
En ese momento, entró otro chico. Andorra lo miró muy brevemente, sonrojándose en el acto. Su pensamiento ahora se centraba en que había dos países grandes en el mismo lugar que ella. Agachó la cabeza completamente sonrojada, respondiendo al saludo del chico con una voz casi imperceptible. Le molestó levemente el tono que el país grande de delante le había lanzado al otro, que mirando de reojo notó que estaba leyendo. En un intento de que no se notara aquello o, tal vez, de intentar desviar la atención de alguno de los dos de su quehacer, levantó la mirada hacia el país de ojos rojos y le mostró el mechero.
-E... Esto... Esto es un mechero -empezó a explicar-. También se le llama encendedor, yesquero o chisquero. Tiene los colores de mi bandera. Si te gusta te lo puedes quedar.
Se lo ofreció con su pálida manita. Podía explicarle también como funcionaba, pero eso seria hablar mucho y le daba mucha vergüenza. Agachó la cabeza un poco, mientras su cara adquiría un tono rojo fuego. La timidez siempre la podía.

Continuo con su libro sobre las manos, escucho atento a aquel país que tambien para el era desconocido, pero al notar que sus palabras se habian tornado groseras y con cierto tono de agresión decidio ignorarlas pero no se quedaria conforme con eso, pues aquel chico el cual en solo pocos segundos se habia vuelto alguien desagradable para él, tal vez no tanto como solia serlo Dinamarca pero cualquier cosa se podria esperar... -¿Niño del libro? Tengo un nombre y si no lo sabes pudiste preguntarlo antes de usar ese tono tan molesto de voz que posees-. Dicho esto desvio su mirada hacia la aquella chica que timidamente habia saludado. Al verla se pregunto porque ella se encontraba hay pero su pregunta se vio resuelta en cuanto miro hacia el suelo notando aquella manta cubierta por diversas cajetillas de Cigarros. -Asi que vendes en este lugar-. comento con un poco de interes. -¿Cuál es tu nombre?- le dijo a ella y continuo ignorando al chico del cabello blanco pues el lo considero alguien poco interesante y él al sentirse superior al resto no desperdiciaria tiempo valioso de su vida en alguien como el quien con poca educacion se dirigio a él. No solia ser muy sociable, y no era de su agrado pero tenia que aceptar que a una chica no le podia negar la palabra y menos si esta era linda.

Aún mantenía una sonrisa amplia en su rostro. Esperando respuesta de aquel nuevo muchacho que se veía en la zona aquella. Mientras tanto, volteó a la explicación de la andorrana. Lo observó con curiosidad, aún preguntándose como cosa tan pequeña podía 'lanzar' fuego. Sin duda, creía que el inventor de aquel objeto tan necesario, era asombroso (claro, no tanto como el albino). 'Hubiera sido interesante usarlas en las guerras'. Continuó mirando el pequeño encendedor y los colores tan llamativos resultaban ser los colores de la bandera de Andorra 'Tiene sentido'. Creyó que había sido una buena forma de 'exponer' su país frente a otros y darlo a conocer.

-Kesese~ ¡Danke!- sin duda había sido un gran día para Gilbo, había conseguido dos cosas nuevas ¡y gratis! Al principio le extrañó, creyó que iban a estar defectuosas... Pero prácticamente no tuvo en cuenta eso cuando los estaba probando. Quizás probaría con comprar un cigarro y volver a intentar a usarlo, no podía dejarse vencer por un pequeño objeto. Posiblemente para otro era 'no me salió y lo dejo' pero el albino, sea su meta cual fuera, iba a cumplirla (aunque más de la mitad de sus metas no hayan sido cumplidas).

-Kesese~ pero Ore-sama se tentó a decirlo-aclaró con burla. Realmente nunca preguntaba nada acerca de otra persona, claro hasta que llegara a un punto de interés y ahí vendrían poco a poco las preguntas, para conocer 'más sobre el otro'. De todas maneras, hasta que el nórdico no le haya caído lo 'suficientemente bien' al albino, no iba a preguntar ni siquiera el nombre.

Vio que, prácticamente estaba siendo ignorado. Eso era lo peor que le podía estar pasando a Gilbert. Lo que más le gustaba y lo que lo hacía tan el, era ser observado y que le presten atención todo el tiempo. Frunció un poco el ceño, cosa que casi nunca hace. Pero rápidamente tuvo una asombrosa idea. Si. no encajaba en la conversación pero... Podía seguir molestando al nuevo. No iba a hacer una broma pesada, porque no tenía tiempo de preparar todo(?) pero había algo que le molestaba al señorito (creía que el señorito austria y el noruego tenían casi la misma personalidad) se acercó al noruego y con su dedo indice empezó a tocar la mejilla de éste. Aún seguía sonriendo ampliamente.

(PD: perdón por la tardanza D: )